jueves, 10 de noviembre de 2011

Cuando prohibir los refrescos no sirve de nada

Como todos sabemos, la obesidad es uno de los problemas de salud más frecuente en los jóvenes y, aunque somos conscientes de que la bollería industrial agrava este problema, pocos nos damos cuenta de que las bebidas azucaradas aportan un 15% de calorías diarias y, si bebemos más de la cuenta, es energía que no se quema.

Por eso, algunos institutos de diferentes estados norteamericanos decidieron impedir la venta de este tipo de bebidas. Lo cierto es que los resultados no han sido nada positivos, puesto que se prohibió la venta de conocidas bebidas azucaradas pero se pasaron por alto otras que aportaban la misma energía a nuestro organismo. Además, algunos colegios impusieron esta medida pero de una forma limitada porque recordemos, la venta de bebidas azucaradas supone una importante fuente de ingresos para los centros.

Algunos especialistas piensan que la solución a esta enfermedad radica en hacer leyes más estrictas en cuanto a la venta de estos productos. Otros, por el contrario, no comparten esta idea y opinan que es preferible ofrecer una mejor educación alimenticia a los chavales.

¿Cuál de las dos ideas os parece mejor? ¿Creéis que realmente alguna de estas medidas será suficiente para remediar este problema?

6 comentarios:

  1. Desde mi punto de vista el problema de la popularidad de las bebidas azucaradas tan nocivas para la juventud reside en lo atractivas que estas resultan en sus anuncios. La publicidad de estos productos que, por un lado nos muestra la falsa felicidad que obtenemos al consumirlos y que nos relacionan estos con todo lo bueno y positivo del mundo (ahí va un ejemplo http://www.youtube.com/watch?v=fiE8KbqQsf8) nos oculta por otro lado, tanto su composición química, como lo nocivos que puede resultar su consumo excesivo en cualquier persona, más en esos adolescentes que ,por una razón o por otra, sufren de obesidad.

    Sin duda, los fabricantes no van a detenerse en la venta de estos productos por el mero hecho de que estén relacionados y agraven las enfermedades cardiovasculares; ¿Por qué iban a hacerlo si pueden seguir sacando millones del producto?.

    Por ello, veo como una factible alternativa el que sean mejor presentados, para que así sean más tenidos en cuenta por la sociedad, todos esos refrescos que libres de azúcares y de caloría alguna, no conllevan los problemas antes mencionados.

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  2. Personalmente, pienso que siempre que hablamos de obesidad en los jóvenes echamos la culpa a la bollería industrial, y no somos conscientes de que hay muchas otras cosas que dan lugar a esta enfermedad, como las bebidas azucaradas.

    Estoy de acuerdo con mi compañero Francisco en que la popularidad de estas bebidas se debe a los atractivos anuncios, ya que como comentamos en una noticia anteriormente, los anuncios pueden llegar a influir bastante en los niños y jóvenes.

    Desde mi punto de vista la solución no es prohibir o no a través de leyes, sino de concienciar y educar a los niños a través de la escuela y en casa de que sí pueden beber este tipo de bebidas, pero con moderación.

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  3. No hay duda de que actualmente la obesidad está muy presente de una manera u otra en nuestras vidas. Todos conocemos a algún familiar, algún amigo o algún conocido que padece la enfermedad o que tiene sobrepeso.

    Como señala Elena, siempre que pensamos en obesidad se nos viene a la mente, como precursores, la bollería industrial, así como otro tipo de snacks (patatas fritas, galletas, etc.). Sin embargo, no solemos culpar a lo que casi siempre acompaña a nuestras comidas o simplemente se toma cuando se tiene sed o calor: las bebidas azucaradas. Su consumo es más activo y dañino de lo que nosotros pensamos.

    Es lógico el atractivo márketing que las empresas como CocaCola realizan para vender sus productos. Mayo mencionó que a menudo ocultan los datos de interés -como su composición-, mientras muestran otros que conmueven al consumidor para llamar su atención positivamente e incrementar las ventas. Ésto ocurre prácticamente en todos los anuncios, sean de lo que sea, y como no es algo ilegal, lo que debemos hacer es aprender a no ser manipulados por ellos. Por ejemplo, con respecto al vídeo incluido por Mayo, ¿cómo es posible que las personas se dejen influenciar por un anuncio como éste? Quiero decir, no estoy en contra del pensamiento positivo, pero ¿en serio la gente cree que "es una razón para creer en un mundo mejor el hecho de que por cada arma que se vende en el mundo, 20.000 personas comparten una CocaCola"? Desde luego, hay que reflexionar sobre los anuncios de "falsa felicidad" y no dejarse engañar.

    Por otro lado que podría ser una buena iniciativa eliminar las bebidas de este tipo en los centros educativos. Sería una medida que ayudaría a la salud y ademas en cierto modo acostumbraría a los estudiantes a no tomarlas, al menos en estos lugares donde pasan 8 horas al día.

    Por último, estoy de acuerdo con Elena en concienciar y educar a los niños a través de los medios (mediante anuncios informativos por ejemplo), en escuelas (con charlas y documentales), y en casa. Pienso que el asunto de la educación en casa es muy importante puesto que es donde más tiempo se pasa y donde los niños mayormente aprenden a comportarse y donde adoptan unos hábitos, entre otros, alimenticios.

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  4. Todos sabemos que la obesidad es uno de los grandes problemas dados en los países desarrollados, ya que provocan el 40% de las muertes en estos países. Pero, sinceramente, creo que el problema está mayormente en la pobre educación alimenticia que recibimos.

    Estoy de acuerdo con Francisco en que todo empieza con una publicidad que, a día de hoy en mi opinión, es altamente engañosa puesto que no nos advierten de los peligros que conlleva abusar estos productos. Esto es un problema y hay que solucionarlo pero, desde mi punto de vista, no creo que mediante prohibiciones vayamos a conseguir nada (bien lo dice el título de esta noticia: “cuando prohibir los refrescos no sirve de nada”). Pienso que es normal que a la hora del recreo un alumno tenga ganas de relajarse y tomarse una bebida refrescante y reconfortante como una CocaCola o una Fanta (sin animo de hacer publicidad). El problema está en que debemos saber NOSOTROS que esto no debe hacerse siempre.

    ¿Cómo podemos aprenderlo? Pues con algo llamado educación nutricional, a lo que parece que la juventud actualmente no da la suficiente importancia. Pienso como mi compañera Elena que mediante una mejor educación nutricional podremos acabar poco a poco con este problema, sin necesidad de prohibir nada.

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  5. Yo personalmente también creo que la obesidad es uno de los problemas más graves y comunes que padecen la mayoría de las personas hoy en día. Creo que el verdadero peligro de esta enfermedad está en la poca importancia que se le da, ya que desde muy pequeños los niños empiezan a mostrar síntomas de obesidad y no se hace nada para solucionarlo.

    Sin ninguna duda opino que la solución más acertada sería una mejor educación alimenticia. Pienso que debería ser así básicamente porque hay personas que, como yo, no padecemos obesidad y prohibirnos tomar bebidas azucaradas sería prohibirnos algo que no nos produce graves consecuencias sanitarias. La venta de tabaco no está prohibida, la comida basura tampoco,¿por qué? porque dan muchos beneficios. Así que pienso que la mejor forma de radicar este problema de la obesidad sería empezar a concienciar a los niños desde pequeños, a sus tutores también claramente, y establecer un sistema equilibrado basado en una buena alimentación y el ejercicio.

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  6. Coincido con MªÁngeles. Yo también soy una persona que, como bien se ve, apenas engordo ya que mi metabolismo quema todas las grasas que tomo. Por ello me parece totalmente injusto que me prohíban a mi tomar unos alimentos que no me hacen nigun daño.

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