lunes, 24 de octubre de 2011
Pasos contra la ablación femenina.
La ablación femenina ha provocado en la sociedad un gran conflicto moral. Este ritual se practica en numerosos países, normalmente tercermundistas, pero también tiene lugar de forma clandestina en países desarrollados como España, sin ir más lejos. En este reportaje publicado en El País se habla de este tema, centrándose en el continente africano. En él podemos leer que en Kenia ya se han tomado medidas para evitar la MGF (mutilación genital femenina), pero que sigue habiendo muchos países en los que las niñas siguen siendo víctimas de esta violación a su integridad. Creo que es preocupante que se siga permitiendo esta práctica aun cuando hay medios para eliminarla. El problema es que en estas regiones se crece con el pensamiento de que es algo bueno, algo necesario para llegar a ser una mujer digna y poder optar al matrimonio. Como dice el autor, para cambiar esta situación sería necesaria una intervención integral, cosa que solo se puede conseguir con una buena educación. ¿Vosotros qué opinais?
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Y de nuevo la mujer es tratada como si fuera inferior al hombre. Como hemos podido ver en este reportaje, todavía se practica la locura de la ablación, teniendo un valor distinto para cada etnia, ya sea por la conversión de niña a mujer, por castidad y pureza o por la simple tranquilidad de un marido para que su mujer no sienta ningún deseo por otro hombre. Sin embargo, ellos no sufren ningún tipo de tortura y cuando les llega el día pasan a ser hombres y punto. Con esto deducimos los ideales que tienen estos países: las mujeres nacemos impuras, al contrario de los hombres que nacen con la perfección. Pero, ¿qué ocurre cuando son ellos los que sienten fuera del matriminio? ¿Por qué no son castigados? La corrupción existente, como en Kenia, quitan cargos a los hombres, acentuando más la desigualdad entre sexos y, aunque el gobierno haya dictado la nueva ley, esta costumbre no desaparecerá hasta dentro de unos años (tenemos la esperanza de ello), pero nos quedaremos con la iniciatia de la nueva prohibición. Desgraciadamente, lo que un país avanza lo contrarresta otro dando un paso hacia atrás. Es el caso de Indonesia, que el pasado 5 de julio dictó la nueva ley de la ablación femenina bajo supervisión médica para evitar infecciones y muertes, ¿prentende entonces que le demos las gracias por permitir la prensencia de un médico en esta intervención? Qué vergüenza. Así, en cualquier lugar y en cualquier continente, esta prácitca se sigue realizando con facilidad y sin problemas. Recemos entonces para que estos países abran sus mentes y no dejen a las mujeres sin opción ante esta tradición, para que vean la igualdad entre hombres y mujeres y para que ellas despierten, se revelen y luchen por sus derechos y por su libertad.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Sara en que las mujeres de esos países deben despertar y luchar por sus derechos, pero la verdad es que no lo tienen fácil. La MGF forma parte de su cultura, no conocen otra cosa y además lo consideran algo positivo. Reconozco que el objetivo inicial de esa técnica era claramente machista y denigrante para las mujeres, pero creo que en parte se sigue practicando actualmente por costumbre, por ser una tradición, ya que su significado machista original ha evolucionado a muchos otros (la MGF también se considera signo de prestigio, el paso a la edad adulta etc).
ResponderEliminarNosotros sabemos bien lo difícil que es deshacerse de las costumbres. En España, por ejemplo, seguimos usando "coñazo" con connotación negativa y "cojonudo" como valoración positiva. Es una costumbre machista de la que no somos conscientes, al igual que cuando consideramos a un chico mujeriego un héroe y en el caso contrario, la chica es considerada de fulana para arriba.
Si bien es verdad que estas viejas costumbres no tienen ni punto de comparación con la tradición de la MGF, pienso que el problema es el mismo, darse cuenta, ser consciente de lo que sucede. Opino que las mujeres de estos países acabarían con la práctica de esta técnica inhumana si recibieran una buena educación y supieran que el resto de la población femenina no se tiene que someter a la ablación, con todo lo que eso implica. Esto se demuestra con el ejemplo de todas las mujeres que han salido de sus pueblos de origen, han conocido mundo, han cambiado su vida y que después han dedicado muchos esfuerzos a luchar con la MGF. Una de esas mujeres es la diputada del Parlamento de Kenia que aparece en el reportaje y otra es Waris Dirie, escritora del libro "Flor del Desierto", en el cual se basa la película con el mismo nombre.
Vi esa película hace algún tiempo y se la recomiendo a todo aquel que le interesen estos temas. Se basa en la vida de la autora del libro, una mujer de Somalia (víctima de la ablación) que siendo niña consigue salir de su país e irse a Londres. Gracias a la suerte, consigue convertirse en una top model y aprovechando su nueva situación, realiza muchos proyectos para luchar contra la MGF, por ejemplo, la fundación de su propia organización.
Por esto, me alegra que se vaya a implantar esta ley que prohíbe la ablación femenina, pero pienso que para terminar de asimilar lo bárbaro del asunto, se debería complementar la ley con una mejor educación para las mujeres, para que puedan conocer sus derechos y sus posibilidades, y que concluyan ellas mismas que someterse a la MGF no tiene sentido.
Parece mentira que en pleno siglo XXI se siga practicando en muchos países esta salvajada a las mujeres.Si este tipo de crímenes siguen siendo permitidos,la mujer siempre va a ser vista como un ser inferior al hombre.Por ello, creo que ninguna ley, tradición o costumbre debería justificar este tipo de aberración que sufren estas mujeres, aún siendo niñas.
ResponderEliminarAl igual que mi compañera Marta creo que una buena forma de evitar la ablación femenina, sería dar a conocer a estas mujeres sus derechos para que luego, sean ellas misma las que decidan someterse o no a esta intervención.
Por todo esto, me reconforta que se vallan a tomar medidas legales contra la M.G.F, ya que por culpa de esto se condenan a muchas mujeres a morir tras la intervención o tener una mala calidad de vida.